La Cuña | Duarte Aznar Arquitectos

A escasos metros del mar, en Chicxulub Puerto, Yucatán, una familia buscaba un refugio sencillo: un lugar para pausar el tiempo, dejar que el viento acompañe las historias familiares y sumergirse en la calma del litoral yucateco.

El terreno compartido —estrecho, profundo, conviviendo con otras viviendas— imponía límites importantes. Sin embargo, allí nació una pregunta decisiva: ¿Cómo diseñar una casa que, sin pretensiones, capture un fragmento del infinito?

La respuesta fue La Cuña: un pequeño prisma bioclimático que se abre hacia la brisa, abraza la luz y enmarca el mar como si fuera parte del hogar.

- High-Lights Architecture 2. Shanglin Edition. 2009.

- Revista A+A. Agosto-Septiembre 2009.

- Suplemento Entre Muros, Periódico Reforma. 2008.

- Anuario ATK. 2006.

Un prisma hueco por el que fluye la brisa y la luz

La casa se concibió como un volumen limpio y perforado, donde las losas se suspenden en medios niveles alrededor de un muro central.

Un gesto simple que permitió:

Maximizar visuales al mar desde cada espacio
Favorecer ventilación cruzada
Empleo de pocos elementos
Mantener continuidad espacial

En palabras del equipo, el objetivo fue diseñar un espacio finito capaz de contener un pedazo de infinito. La paleta material —concreto, vidrio, aluminio— se eligió por su honestidad y resistencia al clima costero. Así, entre materiales y líneas, el límite entre interior y playa se desdibuja.

De la brisa al trazo

La primera decisión fue reconocer la fuerza del entorno:

Brisa marina fresca del noreste
Vientos tibios del sur (“vientos de tierra”)
Sol intenso
Arena ligera

Para domesticar el clima cálido, la familia conservó un largo arenal entre la calle y la casa. Allí se plantaron cocoteros para crear sombra, humedad y un pasaje de transición: un umbral verde que filtra el viento antes de entrar a la vivienda.

Al avanzar entre los cocoteros, el visitante deja atrás la ciudad y se adentra en un microclima con 5°C menos, preparado para recibirlo.

Dentro del prisma:

Los medios niveles permiten que la brisa atraviese cada estancia
El muro central agrupa servicios y estructura la circulación
Ventanas de extremo a extremo se abren hacia el mar
Persianas pivotantes permiten transparencia o resguardo.
Todo con una misma mentalidad: hacer más con menos.

Una casa fresca para encontrarse con uno mismo y con el mar

La Cuña es fresca, silenciosa, íntima, armónica y serena. Una casa que se diluye en el paisaje para permitir que el verdadero protagonista sea el mar. Cada habitación goza de ventilación natural y visuales hacia el exterior. Los medios niveles generan diferentes perspectivas hacia el horizonte, mientras la terraza se constituye como un umbral de contemplación.

Materiales honestos y adecuados para la costa, mantenimiento sencillo, espacios abiertos y sombra abundante sumaron para lograr un sitio donde tiempo, cuerpo, mente y paisaje se funden apaciblemente en el horizonte.

"La Cuña"

¿Cómo contener la inmensidad del mar en un espacio íntimo?

Un fragmento del infinito

Un prisma hueco por el que fluye la brisa y la luz

De la brisa al trazo

Una casa fresca para encontrarse con uno mismo y con el mar

Hacer más con menos

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